Es curioso lo fácil que resulta empezar las vacaciones, adaptarse a levantarse tarde, disfrutar del sol o la playa, y lo difícil que es incorporarse a la rutina diaria después de dos semanas sencillamente perfectas.
No penséis que me me estoy quejando, porque bien sé que hoy en día tener un trabajo es codiciado por muchos, pero cuando los meses son largos y ajetreados, y necesitas seis brazos para sacar adelante el día a día, un pequeño kit kat en el camino se disfruta doblemente y con mucha ilusión.
Para entrar un poco en polémica sobre un tema que me preocupa enormemente, me gustaría hacer una pequeña reflexión relacionada con el trabajo, los hijos y el verano. Pienso que hoy en día ser padres trabajadores se hace tarea difícil, sobre todo en agosto para aquellos que no pueden disfrutar sus vacaciones en estas fechas, porque cierran colegios y guarderías, los familiares viajan y sencillamente no sabes que hacer con los niños.
Muchos de nosotros optamos por mandarlos con los abuelos o a campamentos de verano, pero sinceramente creo que deberíamos tener más opciones para superar con cierta dignidad estos meses.
Los que sois padres ¿Qué opciones se os han ocurrido para esta época? Quizá no muchas, aunque imagino que dependiendo de las comunidades y poblaciones tendremos diferentes alternativas. No es lo mismo Madrid que Pontevedra y no es lo mismo poder conciliar la vida familiar y laboral, que adaptar la familia al trabajo. Lamentablemente esto último es lo que prevalece y sigue sin cambiar, pero tengo la esperanza y deseo enormemente que poco a poco la primera opción sea la única existente.
Hoy me he levantado gruñona, quizá porque necesito un poco más de tiempo para acostumbrarme a la vuelta al trabajo, así que espero ponerme al día pronto y publicar en breve alguna entrada, pero no prometo mucho porque me está costando... :(
Besos.
