Escuchemos a nuestros mayores

Ayer tarde mientras paseaba por mi ciudad me percaté de la existencia de un nuevo “Centro de Mayores de Día”  y me hizo pensar que últimamente habían proliferado considerablemente.

A través de los cristales se dejaba entrever a un grupo de mayores sentados alrededor de una mesa, unos escribiendo, otros hablando y otros simplemente con la mirada perdida sin hacer nada. 

En ese momento, y sin saber por qué, me invadió una profunda tristeza y empecé a pensar en el lugar que ocupaban nuestros ancianos en la actualidad.

Antiguamente en las familias vivían varias generaciones juntas, bisabuelos, abuelos, tíos, padres, hermanos y nietos. El de mayor edad ocupaba un lugar privilegiado, se consideraba el más sabio y sus opiniones y consejos eran muy estimados por todos. Incluso a veces hacían de mediadores en los pequeños problemas diarios que pudieran surgir.

¿Qué ha pasado en la actualidad con nuestros mayores? ¿Los tenemos en cuenta para las grandes y pequeñas decisiones que tomamos diariamente?

Me surgen interrogantes  y me inquieta pensar que no sepamos  valorar en un futuro próximo una buena historia contada con la tranquilidad, ternura y experiencia  con que lo hacen nuestros mayores.

Yo personalmente tengo un buen recuerdo de mi abuela, sentada en su sofá, ganchillando y hablándonos de las cosas que hacía cuando era joven, como se vivía, cuales habían sido sus experiencias a lo largo de su vida. Me encantaba ver como sonreía, como se movía.

Quizá pronto nuestros ancianos no tengan más remedio que enviarnos un correo electrónico o un whatsapp para poder ser escuchados.

Yo cuando sea viejita quiero poder tener el privilegio de contarles cara a cara a mis nietos que cuando era joven tenía un blog… y quizá me pregunten… ¿Qué es eso abuelita? o quizá me digan...¡eso ya no se lleva!...

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